En diversas mitologías, hay árboles con características sobrenaturales, como el Jubokko, para los japoneses; Loto, para los antiguos griegos; Jinmenju, para los tailandeses; y muchos otros, pero hoy vamos a hablar de un árbol que forma parte de las creencias islámicas y es mencionado varias veces en el Corán: el árbol del infierno que se come a los condenados, Zaqqum.

Según el Corán, Zaqqum solo existe en el infierno y sus frutos son el único alimento para las almas condenadas, pero, como es un árbol maldito, sus frutos son amargos, espinosos y tienen un olor horrible, sería mejor pasar hambre que comer tal fruto, pero los textos dicen que los condenados sufren un hambre inusual que les obliga a tener deseos de comer el fruto maldito.

Como si el sabor no fuera suficiente, después de comer la fruta, al condenado le arrancan la cara y lo obligan a beber una mezcla hirviendo. Esta mezcla provoca que todo el cuerpo del condenado se queme desde dentro, empezando por el estómago y la desintegración de todos los miembros.

Primero se eliminan los líquidos, luego todo se convierte en un montón de carne y huesos, quemados por el fuego infernal, pero en lugar de que el fuego destruya los restos mortales y los convierta en cenizas, hace un proceso inverso que provoca el regreso del condenado y la reconstrucción de su cuerpo. Así, se ve obligado a revivir la misma situación de dolor y sufrimiento eternamente alrededor del árbol de Zaqqum.

En otro pasaje del Corán, también se menciona que los frutos de Zaqqum tienen forma de cabezas de demonios: «En verdad, es un árbol que brota de las profundidades del Infierno, y sus frutos son como cabezas de demonios. Y, en verdad, comerán de él y llenarán sus vientres con él. Luego tendrán una mezcla de agua hirviendo. Luego, su regreso será al Infierno».

Hay quienes creen que las semillas responsables del crecimiento del árbol Zaqqum son los males realizados por los pecadores y sus frutos serían el resultado de todas las malas acciones realizadas a lo largo de la vida.