Un lago en calma, de aguas tranquilas, esconde un peligro mortal en sus profundidades. Nyos, como se llama el lago, está situado en la región noroeste de Camerún, un país de África Central. Su formación se basa en un cráter volcánico y su historia está marcada por un evento catastrófico. La tragedia ocurrió el 21 de agosto de 1986. Sin embargo, el mundo recién se enteró de lo sucedido al día siguiente, cuando los habitantes de un pueblo cercano percibieron un olor pútrido que provenía a kilómetros de distancia.

Un hombre de la aldea de Wum se dirigía en bicicleta hacia el siniestro lago. Durante el viaje notó animales muertos a lo largo del camino. Un antílope, ratas, perros, todos estaban muertos.

Fue entonces cuando llegó al pueblo de Nyos, construido alrededor del lago del mismo nombre. En el pueblo, para sorpresa del niño, también había gente muerta. No hubo un solo sobreviviente del pueblo que pudiera contar lo sucedido.

Número de víctimas

Cuando regresó a su pueblo relató el aterrador episodio. Descubrió que los vecinos habían oído un fuerte estruendo que venía de esa dirección y que el olor que transportaba el viento recordaba al de huevos podridos.

Las autoridades locales tardaron dos días en llegar al lugar de difícil acceso. Los rescatistas y médicos encontraron una escena digna de una película de terror. La tragedia fue mucho mayor de lo esperado. Murieron alrededor de 1.800 personas, además de 3.000 cabezas de ganado y otros animales salvajes de diferentes especies.

El número de víctimas podría haber sido aún mayor si algunos de los residentes no hubieran huido durante la noche cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. A la red británica BBCMonica Lom Ngong, una de las sobrevivientes, relató el devastador episodio:

Estaba rodeada de muertos, algunos dentro de la casa, otros fuera, otros detrás de las casas... y animales por todas partes: vacas, perros, todos tirados en el suelo, dejándome confundida. En mi familia éramos 56, pero 53 murieron —dice—.

¿Qué habría sido capaz de diezmar prácticamente un pueblo entero? El terrible secreto estaba escondido en el fondo del lago Nyos.

Causa de la muerte

Los médicos observaron similitudes entre las víctimas. La mayoría de ellos tenían marcas de sangre alrededor de la boca y la nariz. Causa de muerte: asfixia. Habían muerto en silencio mientras aún dormían.

En los cuerpos de los fallecidos no se encontraron señales de violencia. Incluso las moscas habían sucumbido al mal invisible que flotaba en el aire. Otro sobreviviente, Joseph Nkwain, contó el terror que experimentó durante esa fatídica noche. A la Universidad de Plymouth, Joseph le dijo:

No podía hablar. Estaba inconsciente. No podía abrir la boca porque olía algo horrible… Escuché a mi hija roncar de una forma terrible, muy anormal… Al cruzar la cama de mi hija, me desplomé y caí. Tenía las manos llenas de heridas; no sabía cómo me las hice. Quería hablar, pero no podía respirar… Mi hija ya estaba muerta.

Catástrofe casi inexplicable

Esta sigue siendo una de las tragedias más tristes e inexplicables para la ciencia, que hasta el día de hoy no puede decir qué desencadenó el acontecimiento.

“Fue una de las catástrofes más desconcertantes que los científicos hayan investigado jamás. Los lagos no crecen simplemente y aniquilan a miles de personas”, declaró George Kling, ecólogo de la Universidad de Michigan, a The Guardian. Alerta científica.

Una antigua leyenda de la región decía que el lago Nyos era un “lago malvado” y que de vez en cuando, espíritus malignos salían de las profundidades del agua para aniquilar todo lo que estaba cerca de él. La ciencia no puede explicar el “factor desencadenante”, pero ¿qué les ocurrió realmente a estas personas? ¿Qué los asfixió hasta la muerte?

La ciencia explica

Lo que realmente la ciencia ha conseguido explicar es que se liberó una gran cantidad de CO2 desde el fondo del lago. Generalmente estos gases volcánicos se concentran en el fondo, en la parte congelada, y el agua caliente de la superficie forma una especie de tapa que impide que estos gases se liberen.

No se sabe qué fue lo que “abrió” esta tapa para permitir que escaparan estos gases nocivos. Los científicos consideran posibilidades como terremotos, erupciones volcánicas e incluso deslizamientos de tierra. El detonante del acontecimiento sigue siendo un misterio. Lo que la ciencia ha podido comprobar es que sin previo aviso, el lago liberó sobre toda la región una cortina de dióxido de carbono estimada entre 300.000 y 1,6 millones de toneladas, que se extendió por la región como una nube de humo, en un radio de hasta 100 kilómetros, asfixiando a casi 2.000 personas en cuestión de minutos.

Resolución

Dos años antes había ocurrido un evento similar en el lago Monoun, matando a 37 personas con la “erupción” de CO2. Como el evento en Nyos fue masivo, los casos finalmente ganaron repercusión en los medios y la comunidad científica.

El científico Haraldur Sigurdsson investigó ambos eventos y desarrolló una teoría según la cual el lago es capaz de concentrar gases en sus lechos, hasta el punto de producir una “explosión”, como una “bomba de tiempo química”.

En 2001 se instalaron tuberías de succión en los lagos para absorber los gases y liberarlos gradualmente, evitando así la sobreconcentración. El lago Nyos sigue siendo un peligro, al igual que otros lagos africanos que tienen niveles alarmantes de CO2 en su composición. Varios residentes insisten en vivir cerca de la región mortal.